En el estómago se produce un ácido (clorhídrico) para empezar la digestión de algunos alimentos que consumimos, pero para protegerse del daño que puede producir éste potente ácido, las células del estómago también producen una capa compuesta de diferente substancias, que actúa como “barniz anticorrosivo” a esta capa se le conoce como la barrera citoprotectora.
El ácido acetilsalicílico (aspirina, disprina, etc.) y la gran mayoría de los medicamentos antiinflamatorios y analgésicos (naproxeno, ibuprofeno, indometacina, piroxicam, etc.) causan un deterioro de la barrera protectora del estómago, porque disminuyen la producción de prostaglandinas, que son uno de los elementos primordiales de dicha barrera, así pues al consumir este tipo de medicamentos y privar al estómago de su “barniz anticorrosivo”, se puede llegar a desarrollar gastritis o úlceras pépticas.
La gastritis es una inflamación con o sin erosiones en la mucosa o revestimiento interno del estómago.
Casi siempre se manifiesta por dolor en la “boca del estómago”, náusea, indigestión, disminución del apetito y/o vómito, en los casos más severos se puede llegar a vomitar sangre o presentar evacuaciones de heces muy obscuras, pastosas y muy pestilentes.
Los factores que aumentan el riesgo de padecer gastritis aguda son: Uso medicamentos, como ácido acetilsalicílico, antiinflamatorios no esteroides (AINE) o corticoesteroides, consumo reciente y excesivo de alcohol, infección por la bacteria Helicobacter pylori, someterse a una cirugía mayor o padecer enfermedades crónicas como la insuficiencia renal.
Por los síntomas es muy difícil (o imposible) distinguir entre una gastritis y una úlcera péptica.
Una úlcera péptica es una “herida”, “raspada” o “llaga” que se hace en la mucosa (revestimiento interno) del estómago o del duodeno que está formado por los primeros centímetros del intestino delgado.
El síntoma más común de la úlcera es dolor ardoroso o quemante que también suele producirse en lo que llamamos la “boca del estómago”, este dolor puede aparecer y desaparecer por días o semanas, el dolor puede hacerse más intenso cuando el estómago está vacío y mejora después de comer cualquier cosa.
Al igual que la gastritis, la causa más común de la úlcera péptica es la infección por una bacteria llamada Helicobacter pylori y la segunda causa más frecuente es el uso de antiinflamatorios no esteroides (AINE) y la aspirina.
El estrés y las comidas picantes no causan las úlceras, pero si pueden empeorar los síntomas.
La úlcera péptica y la gastritis pueden cicatrizar por si solas, pero habitualmente empeoran si no se tratan adecuadamente.
Tratamiento:
El tratamiento específico dependerá de la causa de la gastritis. La primera medida deberá ser dejar de tomar medicamentos que puedan estar causando o empeorando la gastritis o úlcera péptica.
Los antiácidos en gel o tabletas lo que hacen es neutralizar el ácido y por lo tanto proporcionan una rápida, pero transitoria mejoría, existen otros medicamentos que disminuyen la producción de ácido gástrico, lo que habitualmente alivia los síntomas y favorece la curación, pero si los síntomas reaparecen o no disminuyen en un lapso de 2 a 3 días, deberá consultar a su médico.
La gastritis puede progresar a úlcera gástrica. Aunque la gran mayoría de las gastritis y úlceras mejoran rápidamente con el tratamiento, pueden presentarse complicaciones como sangrado del estomago, que se manifestaría por vómitos de sangre o evacuaciones de heces negras, o perforación del estómago o duodeno.
Evite o limite los factores de riesgo para prevenir estos problemas. Por ejemplo, no utilice o limite el uso de AINE y alcohol y si usted fuma intente dejar de hacerlo. Si usted tiene que tomar este tipo de medicamentos por prescripción, comente son su médico como podría proteger su estómago mientras está bajo tratamiento.
El tratamiento que puede prescribirle su médico puede incluir medicinas para bloquear la producción de ácido en el estómago o antibióticos para erradicar a la bacteria Helicobacter pylori en caso que se la detecten.
La cirugía puede llegar a ser necesaria en casos extremos, como úlceras que no cicatrizan con el tratamiento médico o presenten complicaciones graves como perforación o sangrado incontrolable.